Sobre los 180 días de clases

Es probable que en más de una comunidad, la prolongación del ciclo lectivo implique una extensión del servicio de guardería. Hágase una investigación seria y podrá constatarse que, en muchos casos, el envío de los chicos a la escuela no es sinónimo de interés genuino por su formación. De manera semejante, se pretende igualar 180 días de clase con garantía de calidad educativa. Esos días han sido proclamados con énfasis por los gestores políticos, acaso para mostrar sus empeños por la educación.
Heráclito dijo, con razón, que "el dedo que señala es el mismo que oculta". Se ocultan las escuelas sin techo, sin agua, sin gas y sin dignidad edilicia. Se esconden que los salarios insuficientes obligan a los maestros a trabajar en dos o más escuelas con la consiguiente saturación. Se encubre la suma de roles asignados, que van desde la alimentación de niños marginalizados hasta la contención social que comprende incontables casos de violencia familiar, drogodependencia y delito. ¡Y todo por el mismo precio!

Hasta acá publico Clarín el 15/10/2008 en Cartas de Lectores de acuerdo a sus intereses. Pero Daniel Calistro, nuestro compañero, también había escrito lo que sigue a continuación y FUE CENSURADO.

Apúrense pues los políticos a enunciar su presunto desvelo por la educación pública atendiendo al conteo de 180 días. ¡Ominosa y no ingenua simplificación!
Fui estudiante primario y secundario. Las clases terminaban el 30 de noviembre. La calidad educativa era mejor. Los gestores del sistema también.

Advertencia para desorientados:
Los docentes permanecen en las escuelas hasta fines de diciembre y retoman sus actividades en las primeras semanas de febrero (mesas de exámenes, inscripciones, etc). Los "tres meses de vacaciones" constituyen un mito sostenido por los malversadores. Las clases se preparan, los contenidos se planifican, los trabajos de los alumnos se revisan y corrigen. ¿Cuatro horas de labor? ¡Otro mito funcional a los beneficiarios del desconocimiento público!